jueves, 29 de julio de 2010

Frühling in Paris

Prometí que no volvería a llorar,
pero esta noche mi almohada está empapada,
y mis párpados; agotados.

No quería volver a pegar mi cara contra el colchón
y romper en el llanto como todas las noches.
Tan solo me tumbé, me puse los auriculares, y,
sin hacer gesto ninguno,
las lágrimas atravesaron mis mejillas,
formando ríos que acabarían desbordando en un mismo mar.

Mi llanto se sincronizó con la música,
hasta estallar todas mis lágrimas en una última nota final.


La primavera se desangró en París.